El Poder del Amor 2a parte

Ya abordamos en la primera parte la importancia de amarnos a nosotros mismos para poder amar a los demás, sin lo cual es imposible darle el valor a la otra persona, cuando no entiendo mi propio valor.

Ahora analizaremos el amor que es anormal, y que tenemos que aprender a diferenciar, este amor enfermizo se llama narcisismo, el nombre surge de narciso, el personaje de la mitología griega que se enamoró de sí mismo.

Esta clase de amor es insano, pues es un amor que sólo se interesa por sí mismo, sin importarle los demás, el narcisismo dice “yo soy el centro del mundo”, no importa a quién destruya a mi paso con tal de lograr mis objetivos.

Este tipo de amor anormal trae distanciamiento y sufrimiento entre las personas, pues no está interesado en traer un beneficio verdadero a los demás, al contrario, sólo vive para complacerse a sí mismo, aún a costa de la destrucción de quien sea.

Por eso, tanta desgracia en las sociedades, porque las personas quieren ser adorados como diosesitos y otros aceptan adorarlos, y la historia está llena de dictadores, tiranos y de los pueblos que los elevan a ese poder. Servir por el amor al poder no es lo mismo que servir por el poder del amor, y las personas necesitan comprender que es más poderoso gobernar por medio del amor, que por medio del temor y la intimidación, comenzando por los hogares, en los centros de trabajo y en todos los ámbitos donde el ser humano se desenvuelve.

El amor como es proyectado en las telenovelas, cine, televisión, literatura, romance, es un amor anormal, no podemos confiarle a los medios la enseñanza que nos dan, por ejemplo, los artistas o actores famosos ¿reflejan en su vida real, ser modelos de lo que es el verdadero amor o están centrados en ellos mismos?

Este amor enfermizo que se proyecta en los medios es una fantasía, por la cual muchos pagan para ser hundidos más y más en perspectivas engañosas de la vida, compran la idea de que algún día van a encontrar el amor perfecto, y mientras corren tras esa ilusión, siguen sufriendo innecesariamente.

Todo esto, a lo único que conduce, es a una mayor confusión en las personas, creyendo en lo que les venden los medios como la realidad, cuando es todo lo opuesto.

Igual de peligroso al narcisismo, es la de hacerse el mártir, que en esencia viene a ser la misma raíz: proyectarse a uno mismo como persona de poco valor.

Un amor que es normal, y que es el verdadero amor, comienza con el amor a uno mismo, el cual no es indiferente al dolor ajeno, se interesa genuinamente en los problemas de otros y busca soluciones, por eso cuando Jesús dice “ama a tu prójimo, como una condición para amarse a uno mismo”, el enfoque correcto está en servir a los demás, qué puedo hacer para mejorar la vida de las personas, porque se entiende el valor que uno tiene y la enorme capacidad para contribuir al bienestar de los que nos rodean.

Hay una frase de un autor anónimo que dice “busqué a mi alma; a mi alma no la pude ver. Busqué a mi Dios; mi Dios me eludió. Busqué a mi hermano y encontré a los tres.”

Esto significa que más importante que ser amado es amar, porque el amor nos permite soltar los grandes dones de los que estamos dotados para hacer lo increíble en beneficio de nuestro prójimo, aquí está el éxito, esto es lo que expande nuestra creatividad y el potencial que tenemos para servir.

Un ejemplo muy ilustrativo lo podemos ver en Henry Ford, el fundador de la compañía automovilística Ford, quien tuvo el sueño de “un vehículo que estuviese al alcance de cualquier asalariado”, veía el beneficio que podía aportar a las personas con su talento y habilidad, y no descansó hasta ver su sueño cristalizado muy a pesar de los obstáculos que encontró en el proceso de lograrlo.

Hay, pues, una enorme necesidad y no es de dinero, ni de ropa, ni de hospitales, ni de escuelas, ni de casas, la necesidad universal es de amor, es lo que más busca el hombre, aunque no lo exprese, sin amor perdemos la voluntad de vivir, nuestra condición mental y física se ve inhabilitada cuando no amamos, también nos baja la resistencia inmunológica y sucumbimos a las enfermedades.

La mayoría de las personas viven vidas insatisfechas, para ellos la vida siempre es una lucha por sobrevivir, que inicia cuando se levantan y termina cuando se acuestan, y esta falta de significado les roba la felicidad, porque no lo hacen con el amor que es normal, verdadero, lo hacen con el anormal o enfermizo y lo único que cosechan es el odio.

El verdadero amor es el guardián de la vida, el odio roba la vida y los grandes dones y talentos que tenemos para hacer lo inimaginable. Todo comportamiento humano surge de estos dos enfoques, odio y amor, en nuestro poder está cuál va a prevalecer en nosotros, cuál vamos a ejecutar cada día.

Aún en lo que hablamos, expresamos de qué lado estamos, las palabras de amor verdadero tienen que tener gran significado a quienes nos rodean y que están sumergidos en el desánimo, en la frustración, abatidos, descorazonados, nunca sabemos el bálsamo que vamos a traer a esa vida, y de paso lo que elevamos nuestro propio corazón.

Aunque cabe mencionar, que también llega el rechazo cuando el beneficio que uno hace no siempre viene como la gente quiere verlo, sin embargo, cuando se comprende el verdadero amor se sabe que el rechazo no es a uno, es a la verdad, es a la solución, y eso no te quita el seguir amando.

El verdadero amor, también es firme y muchas veces duro, no todo el tiempo es hablarle bonito a las personas, ser firme no significa que no amas, al contrario, sabes decir “no”, para prevenir mayores desgracias, es saber hablar con la verdad aunque duela, no por destruir, al contrario, para construir.

Eso es el verdadero amor, “qué puedo hacer por ti hoy, para traerte un beneficio real a tu vida”, tiene un equilibrio, y cuando lo comprendemos, entonces entendemos el poder del amor, pues este amor normal fortalece nuestra personalidad y cambia para bien al mundo, elijamos, pues, el amor verdadero y no el ficticio.

PLAN DE ACCIÓN:

1.- No busques ser amado(a), busca amar.

“Haz todo el bien que puedas, por todos los medios que puedas, de todas las maneras que puedas, en todos los lugares que puedas, todas las veces que puedas, a toda la gente que puedas, durante el tiempo que puedas… y no lo menciones”. John Wesley.