La Virtud de la Fe 4a parte

Las virtudes que hemos analizado por algún tiempo, ha sido necesario desglosarlas lo suficiente, aunque no exhaustivamente, para formarnos un concepto más completo sobre ellas, pues en nuestro país, como hemos mencionado, se habla mucho al respecto, pero poco se comprenden las virtudes, así como la repercusión que su carencia ocasiona para el desarrolla adecuado de nuestra nación.

Por esta razón, aunque hay varios temas que podemos abordar sobre lo que está aconteciendo en nuestro mundo, ha sido necesario tocar las virtudes más importantes y analizarlas paso a paso.

Con esta cuarta parte sobre la virtud de la fe, cerraremos nuestro tema, no porque se haya agotado, sino porque hemos cubierto lo básico, que nos ha permitido tener un panorama más amplio en materia de las virtudes.

Como mencionamos en nuestra tercera parte sobre la fe, hay una sola fe que puede contribuir a la verdadera estabilidad social, que ha comprobado su valor para revelar justicia, prosperidad, la moral del hombre, y poder disfrutar de la paz y el bienestar que siempre ha aspirado el ser humano, la fe judeocristiana.

Mencionamos también que la historia está a nuestro favor si estamos dispuestos a aprender de ella, y esta misma historia revela el fruto que esta fe judeocristiana produce en una sociedad, cuando sus ciudadanos conocen y comprenden su valor, y la ponen en práctica en todas las áreas del desarrollo humano y de sus instituciones.

Tal fue el caso del experimento norteamericano, que acaparó el interés del político Francés Alexis de Tocqueville, quién expresó y registró en su libro Democracia en América, lo siguiente:

“Norteamérica es el único país en el que se ha podido percibir claramente el punto de partida de un gran pueblo (p.53)… Los emigrantes de la Nueva Inglaterra llevaban consigo admirables recursos de orden y de moralidad; se encaminaban al desierto acompañados de sus mujeres y de sus hijos. Pero lo que los distinguía sobre todo de los demás, era el objeto mismo de su empresa. No era la necesidad la que los obligaba a abandonar su país; dejaban en él una posición social envidiable y medios de vida asegurados; no pasaban tampoco al Nuevo Mundo a fin de mejorar su situación o de acrecentar riquezas; se arrancaban de las dulzuras de la patria para obedecer a una necesidad puramente intelectual: al exponerse a los rigores inevitables del exilio, querían hacer triunfar una idea (p.57)…Los puritanos buscaron una tierra que les permitiese vivir a su manera y orar a Dios en libertad (p.57).”

“…Los legisladores del Conecticut se ocupan primeramente de las leyes penales; y, para formularlas, conciben la idea extraña de inspirarse en los textos sagrados (p.60)… Siguen diez o doce disposiciones de la misma naturaleza, tomadas textualmente del Deuteronomio, del Éxodo y del Levítico (p.60)… No hay que perder de vista que esas leyes extrañas no eran impuestas; que solían ser votadas por el libre concurso de los mismos interesados, y que las costumbres eran más austeras y puritanas que las leyes (p.61).”

El mundo ha sido testigo de lo rápido que se desarrolló esta nación como una potencia mundial, y hasta la fecha, cantidad de personas la siguen considerando para inmigrar y establecerse en ella, deslumbradas por el espejismo de lo que soleó ser, sin saber que esta nación en la actualidad, no es ni el reflejo de lo que fue, por el abandono que sus habitantes han hecho de esa fe que los hizo grandes.

Necesitamos conocer el documento bíblico, comprender el valor que tiene para nuestra vida, de la misma manera que necesitamos comprender la nutrición para nuestro cuerpo, en teoría muchos saben cuán malo es para la salud ingerir alimento chatarra, sin embargo, no se le da la misma importancia al alimento que ingerimos para nuestro espíritu, intelecto y nuestras emociones, y luego nos asombra que nuestra sociedad se vea cada vez peor, y no nos damos cuenta que nuestra comunidad es el reflejo de los valores que creemos y vivimos.

Si no alimentamos nuestro espíritu, intelecto y emociones con lo que es correcto, los atrofiamos, y en el mercado del entretenimiento, la literatura, la música, el arte, la ciencia, la política, la economía, la educación, etc. hay una enorme cantidad de alimento chatarra, y los efectos de lo que consumimos las personas, se deja ver en la situación de los pueblos, de la misma manera que se refleja la desnutrición en el cuerpo físico.

Démonos la oportunidad de conocer, estudiar, analizar y poner en práctica lo que el documento bíblico nos ofrece para alimentar nuestra fe cada día. Recordemos que la virtud de la fe, es el nutriente vital para todas las demás virtudes, sin ésta, las otras no pueden desarrollarse.

En nuestras manos está, creerle a Dios y no sólo creer en Él, hay una enorme diferencia, la primera postura nos mantiene pasivos, negando nuestra responsabilidad en nuestro cambio interno, en cambio, creerle implica que vamos a responsabilizarnos por conocer Su Palabra y ponerla en práctica, activándonos en el conocimiento que de ella obtenemos para ser mejores personas en todas las áreas de nuestra vida: en nuestras emociones, intelecto, economía, mente, hogar, centros de trabajo, en nuestra comunidad en general.

En todas las cosas que llegamos a emprender, deseamos que nos salgan bien, nos salgan perfectas, si preparamos un guisado, queremos que sea un éxito, si planeamos construir una casa, de igual manera, porque es nuestro diseño, nacimos para triunfar en la vida, Jesús en su sermón a las multitudes, conocido como el “sermón del monte” dijo: -Por tanto, sean perfectos, así como su Padre Celestial es perfecto.

Lo que dijo Jesús, no es algo imposible ó místico, cuando comprendemos sus palabras, entendemos que no está hablando de hacer cosas imposibles que sólo Dios puede hacer, como crear un sol, un sistema planetario, una manzana; Jesús está hablando del carácter de Dios Padre, el cual es compasivo, responsable, leal, valiente, trabajador, honesto, diligente, disciplinado, perseverante, sabe vivir la verdadera amistad, vive la fe correcta, todo lo hace en el poder del amor.

Cuando yo entiendo estas cualidades de Dios que lo hacen perfecto, y las palabras de Jesús, me queda claro que la orden para mí, es desarrollar estas mismas cualidades, estas mismas virtudes, que es posible adquirirlas en mi carácter, y no sólo eso, sino que son indispensables para lograr el verdadero éxito en la vida, pues el deseo profundo de Dios para el ser humano es que triunfe y prospere en todas las áreas de su desarrollo individual y social.

De esta manera, cada una de las virtudes que hemos analizado, están a nuestro alcance para que las pongamos por obra cada día, y permitamos que nuestra vida sea algo excepcional, para nuestro propio beneficio y el de futuras generaciones.

La virtud de la fe, basada en los principios del judeocristianismo, nos dará el fundamento firme que necesitamos para construir nuestra vida con verdadero éxito.

Plan de acción para cultivar la virtud de la Fe:

1. Creerle a Dios.

2. Leer, meditar y estudiar la Biblia, poner en práctica lo que me va quedando claro en mi vida cotidiana.

3. Aplicar sus principios en todas las áreas de mi vida: personal, familiar, económico y social.

4. Compartir con otros los resultados obtenidos por creerle a Dios y Su Palabra.

5. Cuando pases por pruebas en la vida, no dudes del amor de Dios.

Cultivar cada una de las virtudes, es lo que hace falta en nuestra cultura, en los hogares, en las escuelas, en las empresas, en el congreso de la nación, en el congreso del estado, en las fuerzas armadas, en las fuerzas de seguridad pública, en la burocracia, en el cristianismo, conocer su valor y vivirlas. Se puede lograr, haciendo cada uno nuestra parte día a día.

Tú y yo decidimos todos los días, ser parte del problema, o de la solución que necesita nuestro país.

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Referencias:

• Alexis de Tocqueville. (Segunda edición en español 1957). La democracia en América. Fondo de Cultura Económica, México.